Por Luis del Val
18 de agosto de 2025No hay datos empíricos que nos reflejen, con exactitud, la densidad de gilipollas por kilómetro cuadrado que hay en España, pero por las evidencias debemos estar en un porcentaje, que nos debe situar en los puestos de cabecera de la Unión Europea.
Este verano se ha incorporado el gilipollas criminal, denominado pirómano. Entiendo al gilipollas de la barbacoa en el bosque, que quiere comer caliente, e incendia el bosque, y muere una persona o dos. Y al tradicional agricultor, que coge el tractor, con 40 º a la sombra, y una chispa provoca una catástrofe. Pero es difícil de entender la última generación de gilipollas pirómanos, que ni quieren más pastos, ni vengarse de nadie, gilipollas de edad tan corta como su inteligencia, que lo hacen por diversión.
O sea, atentan contra la salud de una comarca y, en el peor de los casos, cometen el homicidio sobre un par de personas. Pido a mis compañeros de redacción que localicen a un psiquiatra para entender esta inmensa y asesina gilipollez.