Por Luis del Val
12 de enero de 2024La vulgarización de términos psiquiátricos llega a frivolizar el lenguaje, por eso confundimos tristeza con depresión. Tenemos derecho a estar tristes, tanto como a estar alegres, porque somos seres emocionales, y la tristeza es un sentimiento natural, y si careciéramos de él seríamos personas sin sentimientos. La tristeza no es agradable, pero es necesaria para nuestra educación emocional y nuestra madurez. Si no sufriéramos tristeza ante la pérdida de un amigo, de un familiar, ante la evidencia de un fracaso; si reaccionáramos con indiferencia ante los contratiempos, seríamos monstruos en lugar de personas. Es más: las contrariedades y las decepciones nos ayudan a fortalecernos frente al peligro de caer en una enfermedad seria, como es la depresión. Nuestro ánimo para la recuperación de los enfermos de depresión, y nuestro ruego a que eliminemos el término “depre” o depresión para esas habituales etapas en las que, razonablemente, nos encontramos frustrados, taciturnos o. simplemente, algo afligidos. Sólo están siempre alegres, incluso en los tanatorios, los irresponsables.